El pasado martes por la mañana, en las calles de la ciudad de Salta Capital, donde el ajetreo cotidiano transcurre sin cesar, un equipo de agentes bicipolicías patrullaba las calles del barrio Morosini.

Durante su ronda preventiva, un hallazgo fortuito captó su atención: una riñonera abandonada en la vía pública. Dentro de ella, se descubrió un teléfono celular y una billetera, objetos de valor incalculable para su dueño desconocido.

Con diligencia y determinación, los oficiales iniciaron una búsqueda exhaustiva, siguiendo cada pista disponible hasta lograr identificar a la propietaria de los objetos perdidos. Una mujer de 33 años, cuyo rostro reflejaba alivio y gratitud cuando le fueron devueltas sus pertenencias en el Puesto Policial de Barrio Morosini.

Este acto de integridad y servicio desinteresado es un testimonio del compromiso inquebrantable de los oficiales con la comunidad. Su dedicación y valores éticos son cosas que se deben destacar, ya que muchas veces el foco o las noticias señalan lo malo en las instituciones, pero sin embargo son estas pequeñas acciones las que devuelven la fe de la sociedad.