En el intrincado tapiz de las relaciones familiares, un hilo se ha desenredado, dejando al descubierto una trama de traición y engaño. Bettina Romero, la exintendenta de la ciudad, se ha visto envuelta en un escándalo que ha sacudido los cimientos de su legado.

Con un tono tragicómico que solo la vida real puede ofrecer, Romero ha salido a los medios de comunicación en un tour mediático, negando cualquier vínculo significativo con su supuesto "primo lejano" Emilio Fayón. Este individuo, quien alguna vez fue funcionario durante su gestión como intendenta y mano derecha de su tío, el flamante Senador Nacional Juan Carlos Romero, se encuentra ahora imputado por el robo al galpón municipal.

En una entrevista con El Tribuno, Romero no ocultó su indignación: "Me indigna. Es una actitud despreciable la de este señor. Uno arma un equipo, gobierna y confía, pero no se puede controlar el accionar de cada uno". Su voz resonó con determinación, exigiendo que se investigue el caso hasta las últimas consecuencias.

Defendiendo la transparencia de su gestión, Romero aseguró: "Yo era totalmente estricto con nuestro equipo en listados, en nombres y quede muy asentado quiénes son los beneficiarios". Sin embargo, su apellido ha sido arrastrado por el escándalo, y ella misma reconoció que "no se puede negar que haya gente que quiera aprovechar esto para confundir, humillar y embestir mi apellido".

En un giro inesperado, Romero desconoció por completo a Fayón, afirmando que es un "pariente súper lejano". "Yo vengo a condenar el accionar de este señor Fayón, que ahora de repente me lo quieren poner como si fuese un pariente", declaró, distanciándose de quien alguna vez fue parte de su círculo más cercano.