Si bien Javier Milei consiguió la aprobación de la polémica Ley Bases en el Senado, tuvo que hacer numerosas concesiones que desfiguran su ambicioso programa original de reformas. A pesar de las dificultades y la falta de una mayoría propia, impuso parte de su agenda a costa de ceder en puntos clave como las privatizaciones y la eliminación de impuestos. Esta victoria a medias podría verse opacada por las limitaciones que enfrentará al implementar sus políticas.

Aunque la renegociación del swap con China evitó una crisis mayor con el FMI, sólo postergó temporalmente los problemas financieros del país. El nuevo acuerdo con el Fondo que se avecina implicará más condicionamientos y ajustes, lo que podría generar resistencias sociales y poner a prueba la capacidad de Milei para mantener la gobernabilidad.

Si bien el gobierno logró imponer parte de su agenda en el Congreso, tuvo que renunciar a aspectos importantes como la privatización de empresas estatales, obras públicas y medios de comunicación, además de mantener la cuota sindical obligatoria. Estos frenos a las reformas podrían obstaculizar los aviones económicos de Milei y alimentar el descontento de sus bases más radicalizadas.

La fragmentación de la oposición no peronista dificulta la conformación de un bloque sólido que pueda contrapesar al oficialismo en el Congreso. Sin embargo, los acuerdos cambiantes y las fisuras internas también podrían complicar la gobernabilidad de Milei, al no contar con un respaldo legislativo estable.

Pese a los anuncios triunfalistas, reactivar la economía no será tarea sencilla para Milei. El nuevo acuerdo con el FMI implicará más ajustes fiscales, mientras que las reformas aprobadas podrían no ser suficientes para atraer las inversiones necesarias y revertir la recesión a corto plazo. El gobierno encara un complejo desafío para cumplir sus promesas económicas.