Este lunes 1 de julio entra en vigencia un nuevo aumento en los precios de la nafta y el gasoil, con un incremento promedio de entre 5% y 6%. En la Ciudad de Buenos Aires, el litro de nafta súper alcanzaría los $960, mientras que la prima superaría los $1180. Este ajuste se suma a una tendencia alcista que ya acumula un 63,65% en lo que va del año, con precios aún más elevados en provincias como Salta.

 El incremento responde a diversos factores, incluyendo aumentos parciales en el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), así como ajustes por la devaluación del peso frente al dólar. Se estima un aumento de $9,05 por litro de nafta y $11,17 por litro de gasoil, descontando el efecto de los biocombustibles desgravados.

La Secretaría de Energía estableció un cronograma de actualización de impuestos mediante el decreto 107, aplicando aumentos en febrero, marzo, abril y junio. Aunque el ajuste de mayo se suspendió, se implementó parcialmente a principios de junio. Desde la Confederación de Entidades de Comercialización e Hidrocarburos y Afines (CECHA) señalan que el incremento real debería ser mayor, alcanzando $144 para los naftas y $96 para el gasoil.

El impacto de estas medidas es significativo tanto para los consumidores como para la economía en general. Según el titular de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, la actualización impositiva pasó del 7% al 26%, lo que equivale a un aumento de $140 por litro en naftas y un impacto estimado de US$3000 millones anuales en recaudación adicional que se coparticipa. Este panorama plantea desafíos para los usuarios y genera debates sobre las políticas energéticas y fiscales del país.