En las tierras cálidas de Salta, nació una heroína cuyo coraje y determinación la llevaron a desafiar las convenciones y forjar su propio camino en el mundo de la milicia. Estefanía Cerezo, oriunda de Tartagal, comenzó su travesía como soldado voluntario en el Regimiento de Infantería Mecanizado 35 Rospentek, en la lejana Santa Cruz.

Con el paso del tiempo y a fuerza de perseverancia, Estefanía logró graduarse como cabo en la prestigiosa Escuela de Suboficiales del Ejército "Sargento Cabral", convirtiéndose en la única mujer suboficial de infantería en servicio del Ejército Argentino, rompiendo barreras y abriendo caminos para las futuras generaciones.

 "¿Por qué elegí ser infante? Esa es una pregunta que me hacen desde que fui soldado. Mi respuesta es porque me gusta sentir la satisfacción de terminar algo que pensaba inalcanzable", afirmó esta intrépida guerrera con una sonrisa en el rostro, llena de orgullo por sus logros.

Con humildad, Estefanía reconoce que su carrera aún es corta y que le queda mucho por aprender de sus superiores, a quienes admira profundamente. "Pero ver todo lo que han logrado es mi ejemplo a seguir, me hace querer ser mejor cada día, a partir de ahí nacen mis proyectos a futuro", concluyó con determinación.

Esta hazaña no es solo un triunfo personal, sino un símbolo de la fuerza y el espíritu indomable de las mujeres salteñas, que desafían las adversidades y se abren paso en los territorios más desafiantes. Estefanía es una inspiración para todas aquellas que sueñan con alcanzar metas que parecen inalcanzables.