Este domingo, en una tranquila barriada de la zona norte, un grupo de jóvenes decidió que lo mejor para pasar la tarde era armar una trifulca en plena vía pública. Los vecinos, hartos del escándalo y con el ánimo por los suelos, llamaron al 911 esperando que la Policía pusiera orden. Pero, oh sorpresa, cuando el patrullero apareció, los jóvenes dejaron de lado sus diferencias y unieron fuerzas para atacar a los uniformados.
Al llegar, los policías intentaron calmar los ánimos, pero los jóvenes, ahora convertidos en un improvisado "equipo de demolición", los recibieron con piedras y objetos contundentes. La luneta del patrullero no sobrevivió al ataque y, mientras los agentes intentaban contener la situación, uno de los agresores fue detenido. El resto, intentando salvar el pellejo, huyó a toda velocidad.
La fiscal penal Elisa Pérez, interina en la Fiscalía Penal 2, no se tomó a la ligera el asunto. Imputó a un hombre de 26 años por daños calificados y solicitó su detención. Mientras tanto, los vecinos, que solo querían paz y tranquilidad, se quedaron con más preguntas que respuestas: ¿Quién manda en el barrio, las patotas o la policía?
Lo cierto es que este episodio dejó en evidencia que, a veces, la unión no hace la fuerza... sino el desastre. Y mientras el patrullero va al taller, los malvivientes locales probablemente ya están planeando su próxima "hazaña".
