Salta, tierra de verdaderos modernos. Este lunes, una joven vivió un episodio digno de una película de comedia negra: mientras intentaba pagar con transferencia en un comercio de barrio San Benito, un motochorro decidió “agilizarle” la compra y le arrebató el celular. Como si fuera poco, la escena quedó inmortalizada por las cámaras de seguridad. Pero aquí viene lo mejor: la madre del ladrón, en un acto de solidaridad materna, le ofreció a la víctima un trato inédito… ¡Si bajaba la denuncia, le devolvían el teléfono! Sí, leyó bien.
La víctima, sorprendida pero no tanto (porque Salta nos da estas joyas), fue a hacer la denuncia. Y ahí se encontró con otro momento surrealista. Desde la comisaría del barrio Santa Cecilia le explicaron, con total naturalidad, que no iban a ir a San Ignacio porque “es de noche y es peligroso”. Al parecer, el delito tiene horarios y los motochorros pueden estar tranquilos después del atardecer.
La historia no termina ahí. La joven recordó que el ladrón había llegado al negocio y le preguntó si ya la habían atendido, como quien estudia el terreno antes de actuar. Mientras tanto, su cómplice esperaba estratégicamente oculto detrás de un árbol. El plan maestro se ejecutó con precisión: forcejeo, robo y huida en moto. Clásico.
El delincuente fue identificado, pero el caso nos deja una gran reflexión. No solo los ladrones han innovado en sus métodos de negociación, sino que las fuerzas de seguridad parecen haber entendido la seguridad ciudadana de una forma muy particular: de noche, en ciertas zonas, parece que el territorio pertenece a los que delinquen.
Mientras tanto, la víctima sigue sin su celular y el barrio con su cuota habitual de inseguridad. Pero no todo está perdido… Si el trueque se vuelve tendencia, quizás en el futuro podamos intercambiar las denuncias por objetos robados con un toque de humor.
