¿Hasta cuándo la burocracia seguirá castigando a los más vulnerables?
Personas con discapacidad y sus familias pasan la noche en la calle para conseguir un turno y evitar perder sus pensiones.
Decenas de familias pasan su segunda noche en la vereda de la Superintendencia de Salud en Belgrano 570. Con colas que comienzan desde las 2 AM, intentan renovar las pensiones por discapacidad que mantienen a flote sus hogares. El escenario es desolador: ancianos en sillas de ruedas, madres con hijos en brazos y personas con discapacidad durmiendo sobre cartones.
"Llevo 27 horas esperando y ni siquiera me dieron un número", denuncia Marcos (62 años), diabético y con movilidad reducida. La oficina nacional -con solo 2 empleados - atiende de 08:00 hs a 13:00 hs, no da abasto frente a la demanda. El frío nocturno (10°C) y la falta de baños agravan la crisis humanitaria.
El trámite busca acreditar nuevamente la condición de discapacidad para conservar la pensión no contributiva, que representa el 70% del salario mínimo, es decir, unos $290.000 mensuales. Sin embargo, muchas personas ni siquiera recibieron una notificación formal, sino que se enteraron del procedimiento por escuelas terapéuticas o mensajes informales.
La fila supera la cuadra, llega a doblar por calle Mitre, y el ambiente se vuelve más desesperante con el correr de las horas. "Ayer hubo gente descompensada, vinieron ambulancias, la policía, pero aun así no atendieron a todos", denunció otra mujer visiblemente angustiada.
Las personas afectadas reclaman un sistema de turnos claro, más personal y empatía, ante lo que consideran una situación humillante y desgastante. "No es justo que tengamos que dormir en la calle para que nos atiendan. Necesitamos respuestas y respeto", concluyó una madre que aguardaba con su hija en brazos.