Evo Morales, el ex presidente boliviano que hasta hace poco hallaba refugio en Argentina, no pudo quedarse callado ante la reciente decisión del gobierno argentino de construir un cerco de alambres de púa en la frontera con Bolivia. Su reacción, tan mordaz como cualquier comentario presidencial de los últimos tiempos, no se hizo esperar: "Siguiendo el modelo de Trump, se construirá un cerco", dijo, como si la ironía de la comparación no fuera suficiente para evidenciar su desacuerdo. Un cerco que, según él, no es solo una valla física, sino un auténtico símbolo de xenofobia y vulneración de derechos.
Pero claro, Morales no se quedó solo con la crítica a Argentina. En su extensa acusación, no dejó de lado a su propio país, Bolivia, al lamentar que el gobierno de Arce y Choquehuanca no defendiera a los ciudadanos bolivianos que, según él, serían los principales afectados por esta "muestra de falta de humanidad". “Defienden la libre circulación de capitales, pero impiden la libre circulación de las personas”, se quejó Morales, usando un tono que no dejó lugar a dudas sobre su desaprobación hacia las políticas actuales de ambos gobiernos.
En su cierre, el exmandatario recordó que durante su estadía en Argentina, nunca experimentó una "política de alambres" como esta. Como quien deja una enseñanza entre líneas, invitó a reflexionar sobre la contradicción entre el libre comercio de bienes y la restrictiva circulación de personas. finalizó el exmandatario que fue refugiado político en el país desde el 12 de diciembre del 2019 hasta el 2 de octubre de este año.