En la mañana del miércoles, Salta se vio sorprendida por una aparición inusitada: una grieta de gran tamaño en la Catedral Basílica. No, no es el resultado de un terremoto reciente, aunque algunos, al ver la grieta, juraron haber sentido un déjà vu de los terremotos históricos que marcaron la ciudad. Los salteños, acostumbrados a los rumores de terremotos pasados, no podían evitar mirar el muro como si esperaran un réquiem a lo lejos. ¡Ah, esas pequeñas grietas que nos recuerdan la historia y nos hacen sentir parte de ella!
La grieta, que se encuentra en la estructura que alberga el Museo Catedralicio (¡un edificio de 25 años, no de siglos!), fue detectada por el personal de la Catedral, quienes rápidamente informaron a las autoridades locales. El subsecretario de Prevención y Emergencia de la Municipalidad, Ernesto Flores, confirmó que la iglesia ya está tomando cartas en el asunto. “Lo arreglaremos, pero aún no sabemos cuándo”, comentó. Un comentario lleno de optimismo… al estilo salteño.
Para evitar cualquier posible susto, la Municipalidad no perdió tiempo y procedió a cercar la zona. La vereda que da hacia la avenida Belgrano, casi esquina con Mitre, se vio interrumpida, y los transeúntes no pudieron continuar su camino habitual. Es que, ya se sabe, una grieta puede ser el inicio de muchas cosas. O nada, pero mejor prevenir. El personal de Prevención Ciudadana estuvo en el lugar, con vallas y todo, asegurándose de que nada grave sucediera, aunque la grieta parecía más una curiosidad que un desastre inminente.
Fieles y curiosos coincidieron en que la grieta les traía recuerdos de los temblores históricos. Entre las teorías, algunas pensaban que la grieta era el resultado de una mala jugada del tiempo, mientras que otros sospechaban que, en realidad, la Catedral estaba haciendo su propia representación de "terremoto" para no dejar atrás esa parte de la historia salteña. ¿Será la nueva atracción turística de la ciudad?