El Gobierno de Javier Milei despidió a Kaloian Santos Cabrera, fotógrafo de la Secretaría de Cultura desde 2012. Fue el único en su área al que no se le renovó el contrato a fin de marzo. Su “falta”: haber captado con su cámara el momento en que el cabo primero Guerrero disparó el cartucho de gas lacrimógeno que dejó gravemente herido a Pablo Grillo.
Desvinculación selectiva
Santos Cabrera no solo trabajaba en el Estado, también colabora con medios como El Destape . Pese a su trayectoria y rendimiento reconocido, su contrato fue el único que no se renovó en su sector. "Fue una reducción de personal personalizada", denunció el fotógrafo. Su despido se produjo tras la viralización de sus imágenes, que permitieron identificar al responsable de la brutal represión.
En enero, le aseguraron que su contrato se renovaría automáticamente hasta diciembre. Sin embargo, el 31 de marzo recibió una llamada de la Directora de Comunicación de la Secretaría de Cultura, quien le informó que “desde arriba” habían ordenado no renovarle el contrato. Desde el sindicato (ATE) confirmaron que la decisión venía del Ministerio de Capital Humano.
Fotoperiodismo en la mira
Santos Cabrera sospecha que su despido es una represalia por sus coberturas de marchas y protestas. "Sabía que esto podía ocurrir con este gobierno y no me arrepiento", afirmó. Su trabajo en el ministerio fue impecable, pero sus imágenes documentaron la crudaza de la represión y circularon masivamente.
¿Persecución política? Su caso se suma a la lista de más de 40.000 despidos en el sector estatal. Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿se trata de un ajuste o de una caza de brujas contra quienes muestran la realidad?