"Nos siguen golpeando, pero aguantamos por el bien del país". Con esas palabras, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, respondió a los ataques de Javier Milei contra los mandatarios provinciales. En una entrevista radial, arremetió contra la falta de diálogo, los agravios y la desconexión del Gobierno con el norte argentino.
"Hemos soportado estoicamente insultos, pero seguimos acompañando", declaró Sáenz, molesto por lo que considera un desagradecimiento hacia quienes apoyaron la Ley Bases. Recordó que, con solo 15% de diputados y 7 senadores, el oficialismo logró aprobar leyes "gracias a los gobernadores", pero advirtió: "La intransigencia puede romper este equilibrio".
"No todos somos iguales", afirmó, distanciándose de otros mandatarios. Criticó que los traten como "enemigos" pese a su respaldo y reveló el costo político: "Perdimos un partido, pero lo hicimos por convicción". Su mayor reclamo: "No peleamos por recursos del gobernador, sino por los salteños".
El momento más crudo fue al describir el abandono del norte: "Tienen que levantar el traste del equilibrio fiscal y venir. Nuestras rutas son las de la muerte. Tener cuatro carriles acá es un privilegio". Exigió obras urgentes y cuestionó la obsesión por la macroeconomía, ignorando la crisis social.
Sobre los vetos presidenciales, sugirió que podrían ser una oportunidad para negociar, pero pidió diálogo real: "No se resuelven temas sensibles con llamados de último momento". Reclamó coordinación y reconocimiento para quienes "pusieron el hombro en silencio".
"Queremos que le vaya bien al país, pero también a nuestras provincias", cerró. Un mensaje claro: sin federalismo, no hay gobernabilidad.