Quién diría que un joven salteño que empezó su carrera en redes bailando como un robot con luces de colores acabaría siendo acusado de encubrir crímenes de lesa humanidad. Pues bien, Diego Omar Suárez, alias "Michelo", logró lo impensado: pasar de la danza mecánica a la diplomacia paralela con el régimen de Nicolás Maduro. Y ahora, diputados del PRO y sus aliados lo denunciaron penalmente por encubrir torturas y hasta promover secuestros.
La presentación judicial la realizaron legisladores como Maximiliano Ferraro, Karina Banfi, Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet, quienes aseguraron que el influencer minimizó las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Por si fuera poco, el liberal Yamil Santoro también se sumó a la cruzada y sentenció: "Ser un hijo de puta no es delito, pero hacer propaganda de una dictadura, sí". Directo y sin filtro.
Michelo, quien meses atrás andaba desfilando con Maduro y Diosdado Cabello como si fueran sus tíos de confianza, ahora enfrenta una posible investigación judicial en Argentina. Según la denuncia, no sólo se dedicó a contar en TikTok las maravillas del socialismo bolivariano, sino que también tuvo un rol activo en la detención de una mujer que se animó a criticarlo públicamente.
Lo más curioso de este caso es el contraste: de grabarse con un traje con luces LED para divertir a la gente, pasó a sentarse con el poder político de Venezuela y hablar de "la verdad que los medios no te cuentan". Un influencer transformado en una especie de embajador alternativo, aunque sin aval diplomático.
Ahora la pelota está en la cancha de la Justicia argentina. Si la denuncia prospera, Michelo podría pasar de los escenarios de TikTok a un escenario mucho menos brillante: el de los tribunales. Y si todo sigue su curso, quizá hasta cambie su traje con luces por un uniforme de presidiario.