Las fuertes lluvias han provocado una crecida sin precedentes del Río Pilcomayo en el norte de Salta, obligando a más de 500 personas a abandonar sus hogares. Comunidades enteras, como La Gracia y Santa Victoria Este, están anegadas, sin acceso a alimentos ni agua potable. Un alerta meteorológico vigente advierte sobre nuevas lluvias, lo que podría empeorar la situación en las próximas horas.
El río alcanzó un pico histórico de 7,14 metros durante la madrugada del domingo, superando los anillos de defensa y dejando a familias varadas en zonas altas. Aunque el caudal bajó a 6,51 metros, las autoridades monitorean constantemente el nivel, ya que las lluvias persistentes amenazan con nuevos desbordes. La ruta 54, principal vía de acceso, está cortada, complicando las tareas de rescate y asistencia.
Equipos de emergencia, incluyendo el Ejército Argentino y Gendarmería Nacional, trabajan sin descanso para evacuar a los afectados y distribuir ayuda humanitaria. Mario Mimessi, ministro de Desarrollo Social de Salta, destacó la urgencia de la situación: “La tarea se realiza minuto a minuto, no solo contra el río, sino también contra el clima”.
Refugios temporales, como el centro comunitario de La Curvita y el albergue San Ignacio Loyola, están albergando a cientos de damnificados. Sin embargo, la capacidad está al límite, y las autoridades buscan soluciones para recibir a más personas. Además, equipos médicos recorren las zonas afectadas para prevenir brotes de dengue y leptospirosis, enfermedades asociadas a las aguas estancadas.
Con una alerta amarilla por tormentas y localidades como Santa María y La Puntana aún aisladas, la crisis podría intensificarse. Las autoridades llaman a la solidaridad y advierten que la situación requiere acciones urgentes para evitar una catástrofe mayor.