¿Todos están sucios? El oficialismo y la oposición debaten sobre “qué manchas dejar y cuáles borrar” de la Ficha Limpia

¿Todos están sucios? El oficialismo y la oposición debaten sobre “qué manchas dejar y cuáles borrar” de la Ficha Limpia

El Congreso argentino se enredó en un debate digno de una novela... pero con menos ficción y más ironía. El oficialismo logró el dictamen de Ficha Limpia, un proyecto que busca impedir que condenados por ciertos delitos puedan ser candidatos. Sin embargo, la oposición “dialoguista” reclama eliminar un artículo clave: el que establece que la condena debe estar firme antes del 31 de diciembre del año anterior a la elección. O sea, si te condenan el 2 de enero, podés seguir participando. ¿Un filtro de transparencia o un colador con agujeros estratégicos?

El proyecto no viene con garantía de imparcialidad, ya que se presentan seis dictámenes distintos. El oficialismo y el PRO defienden la versión original, mientras que otros bloques piden ampliar los delitos contemplados. Algunos proponen que la inhabilitación no se limita solo a casos de corrupción, sino que incluye cualquier delito con penas mayores a tres años. Otros quieren sumar a directivos de empresas públicas al filtro. Pero claro, cada bloque tiene su propia receta para la limpieza… o para la vista gorda.

En medio del debate, las chispas volaron como en una parrilla de domingo. Desde el kirchnerismo, el diputado Rodolfo Tailhade acusó al oficialismo y al PRO de armar un traje a medida para bloquear a Cristina Kirchner. “Tienen miedo de que gane”, disparó. Mientras tanto, los bloques del “centro” intentaron equilibrar la balanza con propuestas más amplias, aunque la verdadera batalla se da en torno a la famosa cláusula de temporalidad. Es decir, no se trata solo de limpiar, sino de elegir qué manchas borrar y cuáles dejar.

El problema es que nadie quiere dar el brazo a torcer, porque ceder significa perder poder en la pulseada electoral. Desde La Libertad Avanza saben que, sin modificaciones, el proyecto podría naufragar. Pero si ceden demasiado, podrían quedar con una versión que se parece más a una lavada de cara que a una reforma real. Como dijo alguna vez Miguel Ángel Pichetto: “Al recinto se va a ganar”. La pregunta es quién saldrá victorioso: ¿la transparencia o la conveniencia?

Lo cierto es que el Congreso tiene la oportunidad de demostrar si realmente quiere limpiar la política o solo pasarle un trapo con agua. La próxima semana se definirá la suerte de Ficha Limpia, y con ella, una parte del futuro electoral del país. Mientras tanto, los ciudadanos miramos atentos, preguntándonos si este debate es un avance o solo otro capítulo del eterno juego de acomodos políticos.

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