Bahía Blanca, la ciudad balnearia del sudoeste bonaerense, vivió este viernes una jornada de caos y desesperación. Un intenso temporal dejó calles convertidas en ríos, casas inundadas y un saldo trágico de al menos seis muertos. Según fuentes municipales, en apenas nueve horas cayeron 300 milímetros de agua, un volumen que superó cualquier pronóstico y que mantiene en alerta a la región, ya que se esperan más lluvias durante el día. Las precipitaciones comenzaron en la madrugada, alrededor de las 4 de la mañana, y no dieron tregua.
Una de las imágenes más impactantes fue la del Hospital Interzonal Dr. José Penna, donde el personal debió trasladar a bebés de la unidad de neonatología debido a las inundaciones. Con el agua avanzando, médicos y enfermeras trabajaron contra reloj para garantizar la seguridad de los recién nacidos, una escena que conmovió a toda la comunidad. Este no es el primer desastre que enfrenta la ciudad: a fines de 2023, un temporal similar dejó 13 víctimas fatales, lo que ha generado preocupación por la falta de infraestructura para enfrentar estos fenómenos.
Al menos 60 familias fueron evacuadas de sus hogares, mientras otras esperaban la llegada de los equipos de emergencia. El Gobierno bonaerense calificó la situación como una "tragedia" y movilizó recursos para asistir a los afectados. El aeropuerto de la ciudad fue cerrado temporalmente, y varias rutas de acceso quedaron severamente dañadas, lo que llevó a Vialidad Nacional a recomendar evitar circular por la zona. La magnitud del desastre ha dejado a la ciudad en estado de shock.
Las imágenes del temporal, que rápidamente se viralizaron en redes sociales, muestran la crudeza de la situación: autos flotando, vecinos intentando rescatar sus pertenencias y calles completamente anegadas. Mientras Bahía Blanca intenta recuperarse, la pregunta que queda en el aire es cómo prevenir futuras tragedias en una ciudad que parece cada vez más vulnerable ante los embates de la naturaleza.
