El régimen venezolano de Nicolás Maduro ha propuesto un controvertido intercambio: permitir la salida de opositores refugiados en la embajada argentina en Caracas a cambio de la liberación de Milagro Sala y el ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas. La información, revelada por el diario El Tiempo de Colombia y confirmada por el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo, ha generado revuelo en la región.
Maduro no solo lo reclamó por Sala, sino también por el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, actualmente preso en Guayaquil. Sin embargo, el foco está puesto en el líder de la organización Tupac Amaru, condenado a 13 años de prisión por fraude a la administración pública. Desde su detención, Sala se ha convertido en una figura controvertida, defendida por organismos internacionales de derechos humanos, pero señalada por la Justicia jujeña por el envío de millones de fondos destinados a la construcción de viviendas.
El vínculo entre Sala y el chavismo no es nuevo. Diosdado Cabello, alto funcionario del régimen, expresó recientemente su admiración hacia la dirigente social, calificándola como “una luchadora”. Este respaldo no está aislado: en 2021, el canciller Jorge Arreaza destacó a Sala como una "digna hija de los grandes líderes latinoamericanos", mientras planteaba la posibilidad de que Maduro la visitara en Jujuy, un encuentro que nunca se concretó.
El impacto en Jujuy
Desde su prisión domiciliaria en el barrio Cuyaya, Sala continúa siendo un punto de debate nacional. Su organización Tupac Amaru dejó una huella en la provincia, construyendo más de 5.000 viviendas para sectores vulnerables. No obstante, las denuncias de envío de fondos han generado un fuerte rechazo por parte de la oposición, liderada por el exgobernador Gerardo Morales, quien impulsó las causas judiciales en su contra.
A pesar de las controversias, es innegable el impacto de la organización Tupac Amaru en la construcción de viviendas sociales en Jujuy. Entre 2005 y 2015, bajo el liderazgo de Sala, se edificaron más de 5 mil viviendas en el barrio Alto Comedero, aunque este legado quedó empañado por las acusaciones de corrupción que la mantienen detenida.