Un conductor salteño protagonizó una inesperada aventura nocturna al convertir su vehículo en un improvisado inspector de obras viales. En la madrugada del viernes, nuestro intrépido ciudadano decidió tomar un atajo por una zanja en construcción en la intersección de Urquiza y Chacabuco, aparentemente ansioso por comprobar de primera mano el progreso de las obras de pavimentación.

El conductor, evidentemente dotado de una visión nocturna excepcional, logró pasar por alto los montículos de tierra y demás obstáculos, aterrizando con gracia en el fondo de la zanja.

El impacto fue tan espectacular que todos los airbags del vehículo decidieron unirse a la fiesta, desplegándose en una sincronizada coreografía de seguridad. La trompa del coche, no queriendo quedarse atrás, optó por una mirada deconstructivista, esparciendo piezas del guardabarros como confeti por toda la escena.

Nuestro valiente conductor, tras su hazaña, decidió que era el momento perfecto para practicar sus habilidades de escapismo. Abandonó su fiel compañero de cuatro ruedas en la zanja y se esfumó en la noche, probablemente para reflexionar sobre su contribución a la inspección de obras públicas.

Las autoridades, impresionadas por esta innovadora técnica de revisión de obras, han decidido dejar el vehículo en su nuevo hogar hasta que una grúa pueda rescatarlo. Mientras tanto, se especula que el Departamento de Obras Públicas podría estar considerando contratar al conductor como consultor especial en detección de zanjas mal señalizadas.