En el corazón de Salta, una historia desgarradora conmovió a quienes presenciaron un insólito episodio. Una abuela de 83 años fue detenida en la noche del miércoles tras robar un paquete de toallitas femeninas en una farmacia de la peatonal Alberdi. El producto, valuado en $5.000, fue escondido en su cartera, pero su acción no pasó desapercibida.
El propietario de la Farmacity, alertó a los empleados, quienes rápidamente llamaron a la policía. En cuestión de minutos, las autoridades llegaron al lugar. La anciana, identificada como jubilada, rompió en llanto al ser descubierta, suplicando que la dejaran ir. Entre lágrimas, confesó que lo había hecho por necesidad: el producto era para su nieta, a quien tiene a cargo.
A pesar de su conmovedora explicación, la abuela fue retenida y trasladada a la Comisaría Primera, donde permaneció durante horas. Testigos relataron que, aunque cometió un delito, su vulnerabilidad era evidente. “La trataban como a una delincuente”, comentó un espectador al medio "HolaSalta Noticias", mientras otros cuestionaban el accionar policial ante una situación.
El caso no solo expuso la difícil realidad económica que enfrentan muchos adultos mayores, sino que también generó un debate sobre cómo se abordan estas situaciones. La imagen de la abuela llorando y suplicando por su libertad quedó grabada en la memoria de quienes estuvieron presentes, dejando una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto la necesidad justifica un acto desesperado?
Esta historia, más allá del delito, es un llamado a reflexionar sobre la vulnerabilidad de nuestros mayores y la importancia de construir una sociedad más solidaria. La abuela, hoy, se ha convertido en un símbolo de las carencias que muchos callan.