En un mensaje contundente publicado en sus redes sociales, el presidente Javier Milei exigió la renuncia del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y propuso la intervención federal del territorio bonaerense. “Si le interesa el bienestar de los bonaerenses, córrase del camino (esto es, renuncie) y déjenos intervenir la Provincia. En un año nosotros vamos a terminar con la violencia”, afirmó Milei. El mandatario responsabilizó a Kicillof por la ola de inseguridad que azota a la provincia, especialmente tras el asesinato de Kim, una niña de 7 años, en La Plata.
La respuesta de Kicillof no se hizo esperar. El gobernador convocó a un acto esta tarde, donde estará acompañado por intendentes de su espacio político, para rechazar las críticas de Milei. Desde el Partido Justicialista, Máximo Kirchner emitió un comunicado en el que acusó al presidente de “aprovechar el dolor de las familias para fines electoralistas” y le reclamó la devolución de “más de 700 mil millones de pesos” que, según él, el gobierno nacional le quitó a la provincia para seguridad.
Mientras tanto, el debate sobre la inseguridad se enmarca en un año electoral marcado por la polarización. Milei defiende una política de “mano dura” inspirada en el modelo de tolerancia cero, mientras que Kicillof insiste en abordar las causas estructurales del delito, como la desigualdad y la exclusión social. Sin embargo, más allá de las diferencias, ambos parecen coincidir en una cosa: la inseguridad es un problema que requiere soluciones urgentes, aunque sus enfoques disten mucho de ser compatibles.
