El Senado argentino se encuentra en el ojo del huracán tras la detención del senador Edgardo Kueider en Paraguay, donde fue encontrado con más de 200.000 dólares ocultos en una mochila. Este incidente ha desatado una crisis política que pone en evidencia las tensiones entre el kirchnerismo y la oposición, mientras se debate la posible expulsión del legislador.
La situación ha generado un complejo escenario político donde el kirchnerismo busca recuperar una banca a través de la expulsión de Kueider, lo que permitiría el ingreso de Stefanía Cora, referente de La Cámpora. Esta movida estratégica aumentaría la representación del bloque kirchnerista de 33 a 34 legisladores, acercándolos al ansiado quorum propio.
Victoria Villarruel, como presidenta del Senado, enfrenta el desafío de mediar entre las diferentes posturas políticas. La decisión requiere dos tercios de los votos para habilitar la discusión y la misma mayoría para concretar la expulsión, un escenario que parece difícil de alcanzar en el actual contexto de fragmentación política.
El caso ha generado reacciones diversas, desde la indignación expresada por el senador Luis Juez, quien manifestó no querer "compartir techo" con Kueider, hasta las posturas más cautelosas de otros legisladores que temen que este precedente pueda desencadenar una revisión exhaustiva de todos los senadores con antecedentes judiciales.
La historia de Kueider refleja los vaivenes de la política argentina: llegó al Senado en 2019 con el kirchnerismo, se distanció en 2023 y se acercó al oficialismo actual a través del interbloque Provincias Unidas, manteniendo contactos con altos funcionarios del gobierno, incluyendo al jefe de Gabinete Guillermo Francos.