Durante el día, Agustina Aylén Fernández, de 22 años, despachaba panchos en Parque Centenario con la amabilidad de quien vende felicidad en pan. Pero cuando caía la noche, el menú cambiaba: pasaba de los aderezos a las apps de citas, donde bajo el alias “Rocío Blem” ofrecía encuentros románticos que terminaban en robos.
La receta era simple pero efectiva, una charla amena, una copa compartida y un toque secreto de clonazepam, suficiente para mandar a sus víctimas a un sueño profundo del que despertaban desorientadas… y con el hogar vacío. Uno de los casos más recientes ocurrió el 1° de enero en Almagro, donde un hombre la invitó a su casa tras un match en Tinder. Al día siguiente, él amaneció con la cabeza dándole vueltas, pero sin celular, sin dinero y sin dignidad. Mientras tanto, las cámaras de seguridad captaron a Fernández escapando con una bolsa repleta de su "botín".
Pero Agustina no trabajaba sola. La justicia investiga también a su novio, Sebastián Esteban Giménez (26), y a un amigo, Iván Matías Navarro (27), quienes serán parte de la banda. Entre abril de 2023 y julio de 2024, habrían cometido al menos siete ataques con el mismo modus operandi. Las billeteras virtuales de las víctimas también sufrieron el saqueo: transferencias misteriosas ayudaron a los investigadores a rastrear a los delincuentes.
La historia llegó a su final el 8 de enero, cuando la policía detuvo a Fernández en pleno servicio de panchos. Para sorpresa de algunos, en llamadas interceptadas, la joven hablaba sobre su hijo y pedía ayuda a su madre para alimentarlo. Sus cómplices no tardaron en caer: Giménez y Navarro fueron arrestados días después en Barracas. Ahora, enfrentan cargos por robo triplemente agravado y hurto en nueve casos.
Curiosamente, Fernández ya tenía antecedentes: en 2023 recibió una condena de tres años en suspenso por robo a mano armada. Pero, al parecer, su vocación por el delito pudo más que su amor por los panchos. Ahora, el único "macht" que le espera es con la justicia y la carcel.
