En las cálidas tierras del norte argentino, donde la devoción se entrelaza con la cultura milenaria, se alza un llamado divino que resuena en los corazones de millas de fieles. La Fiesta del Milagro en Salta, una celebración que trasciende el tiempo y las fronteras, se prepara para recibir a los peregrinos ansiosos de renovar su fe y encontrar paz en la presencia de sus Santos Patronos.

 Como un río caudaloso, la devoción fluye por las calles empedradas de Salta, inundando cada rincón con un aire de solemnidad y júbilo. Desde la imponente Catedral, cuyas puertas se abren como acogedores brazos, se anuncia la entronización de las sagradas imágenes el venidrado 20 de julio, dando inicio a una serie de actividades que se extenderán hasta el 15 de septiembre, día central de la festividad.

Durante este período de celebración, la Catedral se convertirá en el epicentro de la devoción, acogiendo a los fieles en misas solemnes, procesiones multitudinarias y vigilias nocturnas. El Arzobispado de la Provincia ha anunciado que publicará próximamente el cronograma oficial de actividades, detallando cada uno de los eventos que conforman esta gran festividad religiosa.

A medida que la fecha se acerca, la ciudad se transforma en un lienzo vivo, donde los colores de la fe se entremezclan con la calidez de sus gentes. Los estudiantes y las organizaciones se preparan para sus tradicionales visitas a la Catedral, los peregrinos organizan sus viajes y en los barrios se intensifican las campañas de apoyo a la fiesta. La novena, un canto de esperanza que resuena en cada hogar, invita a los corazones a abrirse a la gracia divina.