Cada voto cuenta. En un final “cabeza a cabeza”, Donald Trump y Kamala Harris salieron a disputarse el electorado latino a solo dos semanas de las cruciales elecciones presidenciales del 5 de noviembre. El candidato republicano participó en una mesa redonda con exponentes de la comunidad hispana de la Florida, un bastión republicano donde sus seguidores le pidieron “restaurar los valores bíblicos”, mientras que la actual vicepresidenta demócrata dio una entrevista a Telemundo, una de las cadenas en español más importantes de la televisión estadounidense. En un escenario de enorme paridad, ambos candidatos se disputan unos 17,5 millones de votos de la comunidad latina -la mitad de los que están en condiciones de votar-, en especial en los “swing states”, los siete estados bisagra que votan por un candidato y no por un partido y que suelen cambiar de color político en cada elección. “Los votantes latinos se preocupan por la inflación y el alto costo de la vida. Quieren salarios más altos, costos bajos para el acceso médico, se preocupan por ampliar el acceso al aborto y a la salud reproductiva, quieren un control de armas más sensato y asegurarse que el medio ambiente sea protegido. Son conscientes del cambio climático y sus efectos”, afirmó a TN el referente hispano Jerry González, CEO de GALEO Impact Fund, una organización que busca expandir el poder político hispano en el estado de Georgia.